Bajo la sombra de la desolación que rodea a la ex garita del kilómetro 26 de la Carretera a Monterrey en Nuevo Laredo, se gesta un proyecto que busca transformar este punto estratégico en un oasis turístico. El Instituto Nacional de Migración (INM), en colaboración con el Gobierno municipal, trabaja incansablemente para rescatar este sitio del olvido y convertirlo en un atractivo parador turístico.
El representante local del INM, Víctor Hugo Hernández Hinojosa, ya explicó que las negociaciones están en marcha, con la esperanza de concretar un proyecto que alivie la triste imagen que actualmente proyecta la entrada principal a la frontera. La ex garita, en su estado actual de abandono y deterioro, dista mucho de ofrecer una bienvenida adecuada a quienes cruzan la frontera.
La visión detrás de este proyecto va más allá de simplemente embellecer el área. Hernández Hinojosa destaca la importancia de brindar seguridad a los viajeros, involucrando a los tres niveles de gobierno, incluyendo a la Sedena, Guardia estatal y Guardia Nacional. La idea es que este parador turístico no sólo sea estéticamente agradable, sino también un lugar donde la presencia de las fuerzas de seguridad sea palpable, brindando a los visitantes una sensación de protección.
Fernando Rodríguez Garza, presidente del Consejo de Instituciones y principal promotor de esta iniciativa, ha abogado por la transformación de la ex garita en un parador turístico durante mucho tiempo. El Consejo incluso envió una carta al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, solicitando la entrega de la ex garita al gobierno estatal o municipal. A pesar de la negativa inicial por parte del Instituto Nacional de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin), el INM ha confirmado que el proyecto del parador turístico sí se llevará a cabo.
La visión del parador turístico va más allá de reemplazar oficinas en ruinas con comodidades básicas. Se espera que el lugar ofrezca áreas de descanso, tiendas y módulos sanitarios para mejorar la experiencia de los viajeros. Este proyecto no sólo busca revitalizar una estructura abandonada, sino también cambiar la percepción de Nuevo Laredo como destino fronterizo.
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