CIUDAD DE MÉXICO.- En México, sólo el 4.3% de la población de entre 18 y 70 años no tiene deudas, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021 (ENIF) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Entre los comportamientos financieros, la encuesta destaca que apenas la mitad de los mexicanos separan el dinero para el pago de deudas del dinero para sus gastos diarios y 41.5% llevan un registro de los recibos o deudas pendientes por pagar.
“La falta de educación financiera es una de las principales causas de los altos niveles de endeudamiento en el país y esto va más allá de no saber hacer un presupuesto o gestión de gastos, también se relaciona con el desconocimiento del uso de los instrumentos financieros, pues si bien los créditos son para resolver problemas de liquidez inmediata, muchas veces terminan convirtiéndose en deudas difíciles de pagar”, señala Daniel Rojas, CEO de Rocket.la, plataforma que brinda asesoría financiera gratuita con el objetivo de impulsar la inclusión y movilidad financiera.
De acuerdo con datos de Rocket.la, el 18% de los usuarios tienen deudas que requieren un plan financiero a largo plazo para sanear su historial de crédito y en un futuro aspirar a otros productos y servicios.
Para Rojas, un fondo de emergencias es un proyecto clave para mantener una buena salud financiera; sin embargo, no todas las personas saben cómo empezarlo o consideran que sus compromisos financieros no les permiten contar con este ahorro, lo cierto es que sin importar el nivel de endeudamiento es posible contar con este fondo.
Según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) el 39% de las personas que ahorran de manera formal lo hacen pensando en enfrentar algún imprevisto; 29% lo destina a futuros gastos personales; 25% para la educación y 8% para abrir un negocio.
“Aquellas personas que no cuentan con un fondo de emergencias recurren principalmente al uso de tarjetas de crédito u otro producto financiero que en ocasiones puede ser más difícil de costear, ya que el producto generalmente no es acorde a nuestras necesidades y nos genera una gran deuda”, explica el CEO de Rocket.la.
No existe un monto ideal para un fondo de emergencias, ya que esto dependerá mucho de las características financieras de cada persona; nivel de ingresos, nivel de gastos mensual, nivel de endeudamiento, etc. La sugerencia general es tener mínimo 3 meses de ingresos en el fondo de emergencia; no obstante, un monto más adecuado podría ir de 6 a 12 meses.
Por esto, Rocket.la sugiere tomar en consideración cuatro hábitos para cumplir con este objetivo.
- Fijar una meta y hacer contribuciones constantes
En la meta está la motivación. El fondo de emergencias puede ser pequeño si apenas se está comenzando a ahorrar. Lo más importante es calcular el tiempo que tomará llegar al objetivo, para ello hay que preguntarnos cuánto y con qué frecuencia es factible apartar dinero.
Para que las contribuciones sean constantes se debe fijar un monto específico y viable que pueda destinarse ya sea diario, semanal, quincenal o mensualmente. “Incluso, en ocasiones durante el año recibimos algunos ingresos adicionales, como aguinaldo o reparto de utilidades, si guardamos al menos 30% o una parte de este recurso y lo sumamos al fondo de emergencias el tiempo para alcanzar nuestro objetivo se reduce. Pero si reunir este porcentaje es complicado, se puede empezar con el 10% e ir aumentando poco a poco”, argumenta Daniel Rojas.
- Separar el dinero
Hay gastos fijos, los cuales se destinan para pagar la renta, adquirir alimentos, transporte, colegiaturas, entre otras necesidades. En contraparte, están los gastos variables como salir de viaje, adquirir ropa nueva y otros insumos que no son urgentes.
Tras definir la categoría de cada gasto una persona puede delimitar con cuánto dinero dispone para armar el fondo de emergencias. Un método factible es aplicar la regla 50-30-20, donde el 50% de los ingresos se destinan a gastos imprescindibles; 30% a gastos secundarios y 20% para el fondo de ahorro.
- Guardarlo, pero tenerlo accesible
Tener un fondo de emergencias en efectivo puede resultar útil para resolver una contingencia a la brevedad, pero también implica es un riesgo ya que puede extraviarse o ser robado.
“Lo ideal es que esté en un lugar seguro, pero a la vez accesible. Una cuenta de banco que te ofrezca una tasa de rendimientos por arriba de CETES o bien en CETES, incluso una tarjeta prepagada son buenas opciones para ir haciendo depósitos y recurrir a ellos de forma accesible en caso de que la situación lo amerite”, añade.
- Usarlo, bajo ciertas reglas
¿Cómo saber si un gasto o imprevisto debe cubrirse con el fondo de emergencias? No existe una regla precisa, pero se debe tomar el recurso con cautela y valorar a detalle el momento de la dificultad financiera, además de intentar reponer el fondo una vez superada la emergencia.
“Un fondo de emergencias puede usarse bajo ciertas reglas que nosotros establezcamos. Lo ideal es evitar gastarlo en productos de consumo y dejarlo para cuentas médicas, alimentación, vivienda, etc. En caso de utilizarlo será importante comprometerse a reconstruirlo cada que lo utilicemos. Una buena cultura financiera nos permite, con el tiempo, tener un fondo más sólido y fácil de reconstruir”, concluye Daniel Rojas.
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